Nota de prensa, 28 de Septiembre de 2011
Coordinación contra los peligros de BAYER (CBG)
Carl Duisberg: “ Un genio criminal
150 aniversario del nacimiento del director general de BAYER / CBG reclama que se quite su nombre de las calles y se le retire la ciudadanía de honor / Responsable de la utilización de gases venenosos y de trabajadores forzados
El jueves 29 de septiembre se conmemora el 150 aniversario del nacimiento de Carl Duisberg, muchos años director general de BAYER y padre intelectual de IG Farben. La contribución de este químico fue decisiva en el ascenso de la antigua fábrica de pinturas de BAYER. En la 1ª Guerra Mundial logró la utilización de gas venenoso, controló la deportación forzada de trabajadores belgas y promovió la anexión de amplias áreas del este de Europa. El punto culminante de su obra fue la fusión de la industria química en torno a IG Farben.
Para Jan Pehrke, miembro de la presidencia de Coordinación contra los Peligros de BAYER: “Carl Duisberg acumuló beneficios, literalmente, sobre una montaña de cadáveres. Su responsabilidad en la utilización de gas venenoso, en la explotación forzada de trabajadores belgas y su estrecha colaboración con el régimen nazi no hacen de él ningún modelo para las generaciones futuras. La CGB reclama el cambio de denominación de las escuelas que llevan su nombre (por ejemplo, el Instituto de enseñanza media Carl Duisberg, en Wuppertal), calles (en Bonn, Krefeld, Dormagen, Marl, Dortmund y Leverkusen), así como de los Centros sin ánimo de lucro Carl Duisberg. La asociación ha remitido también una carta al alcalde de Leverkusen, Reinhard Buchhorn, reclamándole que se le retire a Duisberg el título de ciudadano de honor.
Ya a finales del S. XIX, Carl Duisberg no tuvo reparos en comercializar la heroína como un remedio para la tos, supuestamente inocuo. BAYER publicitaba entonces por todo el mundo sus “milagrosos remedios aspirina y heroína. Cuando un investigador advirtió del potencial adictivo de la heroína, Duisberg, en aquel momento apoderado de BAYER, manifestó que había que “tapar la boca a los adversarios. Aunque el peligro de adicción pronto se hizo evidente, la compañía continuó con su lucrativa comercialización por muchas décadas.
Es de relevancia histórica el papel que jugó Carl Duisberg en la explotación de trabajadores forzados durante la 1ª Guerra Mundial. En otoño de 1916, Duisberg se quejó de la escasez de mano de obra y reclamó la utilización de trabajadores forzados con la frase: “Abran el gran vivero humano de Bélgica. El ministerio de Interior del Reich asumió la propuesta de la industria e hizo deportar a alrededor de 60.000 belgas, lo que levantó protestas internacionales. Esta deportación fue la precursora del programa de trabajos forzados, mucho más amplio, de la 2ª Guerra Mundial.
Al mismo tiempo, Carl Duisberg desarrolló junto con Fritz Haber gases venenosos como el “cruz verde y el “gas mostaza, los probó por primera vez en el frente e impulsó vehementemente su utilización, a sabiendas de que contravenían la Convención de La Haya. Duisberg elogió con entusiasmo la muerte química: “Cuando el terreno ha sido rociado con agentes químicos, los enemigos no tienen la menor idea del peligro en que se encuentran, y permanecen allí tranquilamente hasta que las consecuencias se hacen palpables. En Leverkusen se abrió una escuela específica dedicada a las aplicaciones bélicas de los gases. Al final de la guerra, Duisberg y Haber estaban en la lista de personas buscadas por los aliados y temían ser procesados como criminales de guerra.
El mayor éxito de Carl Duisberg fue la fundación de IG Farben, en 1925, de cuyo Consejo de Administración asumió la presidencia. Duisberg logró la fusión de la industria química alemana e hizo de IG Farben la mayor empresa de Europa durante muchos años.
Duisberg se posicionó en contra de la República de Weimar. Promovió donaciones de la industria a partidos conservadores y nacionalistas y, más adelante, a partir de 1930, también al Partido Nacional Socialista. En 1931, Duisberg manifestó: „El pueblo alemán clama incesantemente por un caudillo que lo libere de su insoportable situación. Si se presenta un hombre que se muestra libre de cualquier traba, habrá que seguirle incondicionalmente. Ese mismo año, en un discurso ante la Cámara de Comercio e Industria de Düsseldorf, Duisberg pidió la creación de un bloque económico europeo bajo dominio alemán.
Como contrapartida a sus donaciones millonarias, IG Farben recibió de los nacionalsocialistas garantías para la venta de combustibles sintéticos y caucho. Ninguna otra empresa colaboró en adelante de manera tan estrecha con el Tercer Reich. Con motivo de su jubilación, Duisberg declaró: “Me alegro de poder pasar el atardecer de la vida bajo nuestro Führer, Adolf Hitler.“ Hitler, por su parte, mostró sus condolencias a la muerte de Duisberg, en 1935: „La química alemana pierde con él a uno de sus primeros pioneros y a un exitoso líder, y la economía alemana a uno de sus más grandes organizadores. Su nombre será siempre honrado en Alemania.“
Jan Pehrke, de Coordinación contra los Peligros de BAYER, concluye: “Carl Duisberg fue un nacionalista convencido, una personalidad patriarcal y dominante y un enemigo acérrimo de los sindicatos. Se puede describir a Duisberg como un “genio criminal que subordinó la moral a los negocios. Traducido por Javier Fernández Retenaga (Tlaxcala)